sábado, 15 de abril de 2017

LA LAGUNA Y LA MEDIA ASTA


Vivir en La Laguna, antigua capital del archipiélago hasta 1833, declarada por la UNESCO ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1999, llena de Iglesias, conventos, catedral, obispado... hasta el color municipal en el "cardenal", logra que sea imposible desvincularse de la religión, la católica, por supuesto. La Semana Santa está insertada en la vida diaria, entre otras cosas porque la ciudad se colapsa y, quieras o no, tienes que seguir obligatoriamente el ritmo de las procesiones, el mayor acto de propaganda que la Iglesia realiza durante el año. Hasta Ministras como la Cospedal, que no se ha enterado aún que somos un país aconfesional -o sea, sin religión oficial-, ha puesto la bandera del Ministerio de Defensa a media asta. Sin palabras. Y más aún en un país donde cada día matan incomprensiblemente a alguna(s) mujer(es), se maltrata a los animales, se abandona a los viejitos en las gasolineras, etc., etc. Claro que arriar a media asta la bandera por ésto supondría tenerla de manera perenne a esa altura.
Las tradiciones son así, y me parece bien que se respeten, por lo menos aquí no se tortura animal alguno y el que va es porque quiere. Hay que reconocer, desde el punto de vista artístico, que muchos de los tronos son impresionantes, aunque de otros mejor no hablar. Eso sí, espero que tanta devoción, tanto pie descalzo, tanta mea culpa sirva para mejorar este mundo tan cruel. Aquí, seas católico, apostólico, romano o marciano te tragas las procesiones como Dios manda.







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