lunes, 8 de agosto de 2016

UN TOQUE DE CINE MUDO


En 2010 tuvimos la suerte de ver la mítica película de Fritz Lang "Meropolis", remasterizada y en su versión completa. La estrenaban en el no menos mítico Castro Theatre, en San Francisco, y allí estábamos nosotros disfrutando de una película muda.
El cine mudo hay que verlo sin prejuicios, con la mente abierta, como quien contempla una pequeña joya. Las caras, los gestos, los ojos abiertos ante el objetivo; todo resulta algo exagerado si lo contemplamos con la visión de un espectador moderno acostumbrado a que la técnica permita absolutamente cualquier cosa que se nos ocurra. Metrópolis, rodada en 1927, se hacía únicamente con una cámara, un buen guión y mucha imaginación.
Y volviendo al cine de principios del siglo XX, aprovecho este día de fiesta para ver "Flor del desierto" (The winning of Barbara Worth), rodada en 1926. Supuso ésta la décima película que rodó Gary Cooper, aún como secundario, cuya carrera había comenzado un año antes con "El águila negra". 

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