martes, 17 de diciembre de 2013

LOLITA SEVILLA, R.I.P.


Muere Lolita Sevilla, la mujer a la que Berlanga “robó” Mr. Marshall
Luis Alemany, Manuel Martín Martín

Aparece la noticia de la muerte de Lolita Sevilla (a los 78 años) y todos tardamos medio segundo en relacionar su nombre con el de 'Bienvenido Mr. Marshall', con la escena en la que entona el famoso 'Americanos, os recibimos con alegría'. Unos segundos que sintetizan una carrera entera. Lo gracioso de esa ecuación es que, en realidad, a Lolita Sevilla le robaron esa película, que, según le prometieron, estaba planteada como un vehículo para su lucimiento. Sin embargo,los gamberros de Bardem y Berlanga tenían otra idea en la cabeza y con la excusa folclórica, metieron un gol a la censura y a la pobre tonadillera.
Claro que la vida de Lolita Sevilla no empezó en 'Bienvenido Mr. Marshall' ni con ese improbable nombre con el que se dio a conocer. En realidad, Lolita se llamaba Ángeles Moreno Gómez, nació en Sevilla, en el barrio de San Lorenzo, el del Cristo del Gran Poder, en 1935. Echó a cantar en las academias del Maestro Realito y de Adelita Domingo, que es como decir el molde de la era dorada de la copla. Debutó con las galas juveniles, se enganchó a la compañía de los Chavalillos de España y llegó a madrid con 15 años para ser una estrella inmediata. Conoció al prioductor Joaqyuín Reig en la sala de fiestas del Jardín de Villarrosa de Madrid, y allí nació su papel en 'Bienvenido Mister Marshall' y su camino hacia las 'Coplillas de las divisas', el pasacalles que todos conocemos como 'Americanos'.
Hubo réplicas: 'Tremolina', con texto de los Álvarez Quintero, 'Malagueña' dándole la réplica a Antonio Molina, 'Habanera', casi una superproducción histórica para el modesto cine español de los años 50, dirigida por José María Elorrieta... Hubo espectácullos como 'Las chicas del barrio' y nuevos himnos como 'Cántame un pasodoble español'. Hubo viajes y éxito en Venezuela y Argentina, en Italia y Portugal.
Pero también hubo un eclipse temprano. A partir de los años 60, la figura de Lolita Sevilla empezó a languidecer, a media que el mundo de lo folclórico (así, en genérico) cambiaba. Apareció el flamenco, separado de la copla, como un fenómeno más salvaje y sensual, más contracultural, que Sevilla, varada en la copla y sus convenciones (fue una de las últimas artistas capaces de mover la bata de cola como Dios manda), no quiso o no supo explorar.
http://www.elmundo.es/cultura/2013/12/16/52aedf7722601de80b8b4589.html

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